Este año 2020 ha sido muy diferente del resto ya que debido a la pandemia del coronavirus se han dejado de hacer muchas bodas y todo el sector se ha resentido muchísimo.
Pero la vida sigue y no nos queda otra que adaptarnos a la nueva situación. Y justo esto fue lo que hicieron Cristina y Eduardo.
Una pareja de valientes que decidieron cambiar el tipo de boda que tenían planeado y buscar una solución para poder celebrar ese gran día con sus familiares más allegados.
Fue una boda muy íntima y familiar, respetando todos los protocolos de seguridad pero sin perder ni un ápice de emoción y cariño.

Tengo que confesar que fue una de las bodas más intensas y bonitas que recuerdo, en el sentido de las ganas que tenían todos de celebrar el amor entre Cristina y Eduardo después de unos meses tan complicados por culpa del virus. En todo momento se respiraba alegría, amor y ganas de pasarlo lo mejor posible. Tanto fue así que la pareja no tuvo ni tiempo de echar de menos a tantos invitados que finalmente no pudieron asistir, aunque de alguna forma ellos también estuvieron allí.
Y si la familia jugó un papel muy importante en esta boda, a parte de los novios hubo tres protagonistas en la boda que lo vivieron de una forma muy especial. Las tres hijas de la pareja, que no pararon de reír y jugar y saltar dando momentos preciosos que ya son parte del recuerdo de esta increíble historia de amor.

Muchas gracias Cristina y Eduardo por vuestra confianza en mí y por la valentía de convertir una situación complicada en un evento inolvidable.

Celebración: Restaurante Torre de Reixes
V
estido novia: Alma Novias
F
otografías: Albert Pamies